Mediante la domótica podemos adaptar la potencia de las lámparas a la luminosidad del ambiente, instalar sensores de presencia y movimiento para que la luz se encienda automáticamente cuando sea necesario y se apague cuando no haga falta, encenderlas o apagarlas telemáticamente, y otras muchas funcionalidades en combinación con el resto de instalaciones del hogar.
La creación y regulación de ambientes mediante soluciones integradas facilita la vida del usuario: planificar un modo nocturno o uno diurno, por ejemplo, que ejecute determinadas acciones de manera simultánea o progresiva, no impide el manejo de cada opción por separado, pero resulta más sencillo y efectivo como respuesta en conjunto.
La domótica aporta un plus de comodidad y eficiencia en las viviendas, incrementa la seguridad de las instalaciones y permite monitorear el consumo. Todo ello redunda en confort y ahorro.